Hoy España se ha pegado
un exquisito atracón
cuando era considerado
el más probable anfitrión.
Cuando todos esperaban
que España a Suiza le diera
una tortilla de papas
con dos o tres huevos hecha,
España ha vuelto cenada
sin esperarlo siquiera
pues hoy mismo se ha tragado,
sin quererlo y del tirón,
un queso bien fermentado
y ese capricho marrón
que chocolate es llamado
y es por Suiza fabricado
con exquisito primor.
¡A volver a los fogones
a aprender a hacer un gol!
Y así, llegar con pudor
a echarle un par de bemoles
y ser un buen anfitrión
invitando a quien le toque
a gazpacho y a jamón,
a paella y chicharrones,
a vino tinto en porrón…
y si me apuras, de postre,
cuatro kilos de turrón.